martes, 19 de febrero de 2008

"50 años en el poder y 19 meses de convalecencia"








Fidel Castro, el último dictador latinoamericano se jubila. ¿Cuál será el impacto, de los cambios que se avecinan en Cuba, en la geopolítica actual y en las vidas cotidianas de los cubanos? Difícil responder, por mi parte estaré atenta.

¿Por qué me interesa? Por que Cuba, con el liderazgo de Fidel, fue el estandarte y el último bastión que nos queda de las utopías de transformación social que protagonizaron los jóvenes de los primeros 20 años de la segunda mitad del siglo veinte en Latinoamérica.

Alrededor de la edad que yo tengo ahora, Fidel, El Ché y un grupo de valientes anónimos, y otros no tan anónimos, habían liberado política, ideológica y socialmente a un país sometido por la potencia económica y bélica más importante del siglo. Así se convirtieron también en la vanguardia no sólo del pensamiento de izquierda, sino de la acción contundente hacia una sociedad más justa y menos oprimida por los intereses norteamericanos. ¿Que los medios fueron cuestionables?, eso no se pone en duda, pero que nos dejaron grandes lecciones a las generaciones que llegamos después, eso creo que es un hecho.

En julio estuve en Cuba y algunos jóvenes con los que tuve oportunidad de conversar, desde mi perspectiva no le dan valor a los enormes beneficios que la revolución dejó en la isla, eso me hace temer que no lucharán por conservarlos, ojala y me equivoque. Creo que los Cubanos merecen libertad, han sido ya demasiadas restricciones, pero también merecen hacer que su sacrificio valga para lograr preservar lo que en ningún otro país latinoamericano tenemos: equidad, cultura, salud y educación para las mayorías, pero sobre todo (resultado tal vez de lo anterior)un espíritu digno y valiente, el de una raza que no se somete.

Yo en verdad deseo que en Cuba no se conozca nunca más la miseria y no hablo de la miseria material, que de esa tienen bastante, sino de la pobreza de espíritu. Esa pobreza que padecemos los países colonizados y neocolonizados, la que roba la dignidad y autodeterminación a los pueblos. También abrigo la esperanza de que los hábitos de consumo desmedido no opriman la conciencia de las mayorías más allá de los límites de la razón, o sea, quiero creer que los cubanos serán capaces de seguir siendo modelo en lo que sí son modelo, en vivir lo más cercano al sentido común en su más amplio significado. ¿Será eso mucho pedir?.

Más info en: La Jornada y El Universal
Más fotos en: Mi flickr y en mi Album Web Picasa

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo Cintia, creo que tienes un acercamiento serio, crítico y fundamentado hacia la revolución Cubana. Yo realmente he sufrido desde ayer cada vez que seres (cubanos y no cubanos) me han felicitado por la renuncia de Fidel, ¿será que piensen realmente que le "democracia representativa" es mejor que la "democracia socialista"? Que pena me dan, yo que las he conocido las dos, incluso al famosos socialismo real en sus países de orígenes (URSS, Checoslovaquia, Bulgaria, etc), no me pongo contenta ante la perspectiva de un cambio que tiene como el mayor peligro la intromisión de los EEUU, eso si que me aterra, aunque aumenten las posibilidades de los cubanos de tomar Coca Cola en vez de TuCola
Atte Miriam

Anónimo dijo...

Un comentario más, Miriam es una cubana trasnochada que vive en Puebla desde hace 5 años y que detesta que le digan inmigrante (o migrante o cualquiera de esos términos deni-grantes) y que está convencida que "CAMBIAR DE TIERRA, NO SIGNIFICA CAMBIAR DE ALMA..SOBRE TODO PARA MI QUE MAS QUE DE AIRES VIVO DE AFECTOS" (frase de nuestro JOSE MARTI. Tengo a mi isla "como un pájaro exquisito que nunca toco sin un miedo oscuro de quebrarlae las alas" (fragmento de un poema de Dulce María Loynaz, poetisa mayor, con Fidel o sin Fidel.

Anónimo dijo...

Yo me quedo con MiKola y con Martí, también con la gratitud que como humanidad le debemos al sueño de la revolución.

Gracias Miriam por los comments, los trocitos de poesía y por llevarme a tu isla, un pedacito de mi corazón se ha quedado por allá...