Siempre he sido muy sensible a la poda indiscriminada de árboles, tengo una reacción emocional muy intensa que con los años he tenido que aprender a modular. Así que por supuesto, después de calmar mi furia frustración, pregunté con cortesía a las autoridades institucionales los motivos del ultraje. Las razones me parecieron, en un inicio, de mucho peso: “son árboles muy viejos y están sobre el jardín que utilizan los niños de pre-escolar para su recreo, una rama podría caer sobre ellos”, ¡excelente!, entiendo que la vida de un niño se ponga sobre la de un ave y vaya, las ramas del árbol vuelven a crecer.
Lo que me parece intolerable es la falta de visión de algunas personas, que en nombre de una decisión, a primeras vistas prudente, desencadenen una larga serie de imprudencias a largas vistas idiotas más peligrosas que el riesgo inicial que se trataba de prevenir.
Punto #1 las herramientas y equipo utilizado por los podadores era completamente inadecuado: se reducía a escalera, machetes y cuerdas, por lo que quedaron muchas ramas sueltas, que ahora sí que pueden caer sobre los niños en cualquier momento.
Punto #2 Los árboles proveían de una cortina natural para las ventanas del segundo piso de la construcción, por lo que los monitores de las computadoras del laboratorio en el que trabajo y el de junto, reflejan la luz de manera que no permiten a los niños que se sientan de espaldas a la ventana ver bien la pantalla (el cableado de la red y electricidad no permiten cambiar de lugar el mobiliario).
Punto #3 A partir de las 11 hasta casi la 1, mi escritorio es una verdadera hoguera, ahora en invierno se agradece el calorcito, pero no quiero ni pensar en la llegada de la primavera ( tampoco se puede mover de lugar por la instalación).
Punto #4 Los ventanales son tan enormes, que las cortinas ahora necesarias, se escapan del presupuesto.
Punto #5 Llevaron a cabo el acto en horas de clase, por lo que los niños lo presenciaron durante tres días, indignados unos, compungidos otros, indiferentes los menos. Y la explicación de la seguridad de los niños de preescolar los convenció aún menos que a mí.
Punto #6 Perdimos una familia de hermosas aves azules y no sólo no se han prevenido accidentes, sino que ahora son más probables.
¿Esta historia les parece familiar? Bueno creo que un buen cúmulo de ellas son las que nos tienen con un agujero en la capa de ozono, un clima impredecible, un incremento alarmante de desastres naturales y la amenaza certera de que si todo sigue como va a nuestros nietos (sobrinos nietos en mi caso) les tocará presenciar el fin de muchas especies, incluyendo la nuestra.
Desde mi perspectiva el daño que hemos causado al planeta tiene cura, la intensidad de la vida es asombrosa, pero es necesario poner freno a tanta inconsciencia, ausencia de visión de futuro, ambición, consumismo absurdo, percepción simplona y fragmentada de la realidad. ¿Cuándo? Pues de preferencia hoy, que no se nos haga tarde!
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